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Hablemos del colesterol

¿Qué es el Colesterol?

El colesterol es una grasa que circula por la sangre y que interviene en muchos procesos del organismo, como lo es por ejemplo la fabricación de algunas hormonas.

Existen dos tipos de colesterol:

El colesterol LDL llamado también “Colesterol Malo”  porque en concentraciones elevadas se asocia directamente a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. El colesterol malo se deposita en las paredes arteriales, causando la formación de una sustancia  dura y gruesa denominada placa. Con el tiempo estas placas de colesterol hacen que las paredes de las arterias se engrosen y se estrechen, dando lugar a la llamada aterosclerosis.

Al colesterol HDL se le llama “colesterol bueno” porque previene la aterosclerosis al ser capaz de extraer el colesterol de las paredes arteriales y eliminarlo a través del hígado.

¿Por qué debemos controlar el colesterol?

Un nivel alto de colesterol LDL constituye un factor de riesgo fundamental en el desarrollo de las enfermedades coronarias, y su reducción disminuye de forma significativa  el riesgo de padecer un problema cardiovascular. Para reducir el colesterol es conveniente llevar una dieta equilibrada, dejar de fumar, hacer ejercicio y tomar los medicamentos que su médico considere necesario prescribirle.

¿Cuáles son las cifras recomendadas de colesterol LDL?

Los últimos estudios ponen en evidencia que, cuantos más factores de riesgo de sufrir un problema cardiovascular tenga una persona, más debe reducir sus niveles de colesterol LDL o colesterol malo. Las cifras recomendadas dependen de los factores de riesgo de cada individuo:

 

 

 

 

 

 

¿Que debo hacer para disminuir el colesterol LDL o malo?

Una dieta saludable, ejercicio y fármacos reductores de lípidos pueden ser útiles para prevenir complicaciones.

Ejercicio Físico. Realizar una actividad aeróbica durante veinte a treinta minutos cinco días a la semana mejora la salud cardiovascular. En caso de una lesión, es preferible realizar actividades que no requieran el uso del grupo muscular o la articulación lesionados con el fin de preservar la función física y permitir la recuperación.

Adelgazamiento. Puede mejorar la salud cardiovascular y reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con la obesidad.

Dieta baja en grasas. Reducir la ingesta de alimentos ricos en grasa, como los lácteos, el aceite y las carnes rojas, para mejorar la salud cardiovascular.

RECOMENDACIONES ALIMENTARIAS

Lacteos. Leche y derivados: incluir diariamente productos descremados, preferentemente que contengan 0% de  grasa.

Carnes. Limitar el consumo de  carne. Consumir preferentemente piezas magras y limitar el consumo de piezas grasas. Evitar el consumo de vísceras. En el caso de carne de pollo, retirar la piel antes de su  cocción.

Embutidos. Eliminarlos de la dieta habitual.

Pescado. Consumir pescado con mayor frecuencia que la carne. Se debe incluir en la alimentación tanto el pescado blanco como azul (fuente de omega)

Legumbres. No existe limitación en cuanto a su consumo. Las legumbres (soja, garbanzos, maíz, lentejas, arvejas, etc.) son excelentes alimentos, fuente de proteínas. Pueden reemplazar a la carne.

Frutas, verduras y hortalizas. No existe limitación en cuanto al consumo de frutas, verduras y hortalizas. Deben integrarse en todas las comidas,   crudas o con poca cocción. Es recomendable  consumir más de cinco porciones de frutas y verduras por día.

Bebidas Alcohólicas. De forma ocasional se puede tomar vino  tinto,  no superando 125-250 ml/día.

Aceites y grasas. Consumir preferentemente aceite de oliva frente a cualquier otro tipo de aceite. Conviene elegir siempre   los aceites dentro de la siguiente lista: oliva, girasol, maíz, uva, soja.

Pan y cereales. No existe limitación en cuanto a su consumo. Se recomienda consumir las variedades integrales (centeno, avena, arroz, trigo,  cebada y maíz) ya que ayudan a alcanzar las recomendaciones dietéticas de  fibra.

Heladería. Se aconseja preferentemente los helados de “tipo agua”, ya que no tienen grasas  en  su composición.

Dulces. Las mermeladas, los dulces y las jaleas de origen frutal no tienen colesterol ni grasas. Su consumo debe ser moderado, como el de azúcar.

Material cortesía de:

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